Durante la lectura se evidencia toda la revolución mexicana. John Womack realizó una serie de investigaciones sobre Emiliano Zapata y junta, o más bien recupera elementos de una novela de Lev Tolstoi “Hadjí Murat” que a partir de allí se hace el cruce del tropos del héroe trágico. Con eso se comprueba que la historiografía alimenta la literatura e historia.
Ésta historia es construida desde la narración y no desde el análisis causal, donde se muestran relatos de campesinos que hacen de la historia más humana y no tan científica, dándole importancia al héroe en ese caso a Emiliano Zapata. Igual que la obra literaria “el texto histórico no está exento de la condición de unidad de sentido, en el que su carácter narrativo lo ata a su articulación metafórica y propiamente trópica”.
Entendemos por historiografía que es la práctica mucho más cercana a la teoría literaria y las humanidades por eso mismo el escrito llamado de la Revolución Mexicana trata sobre aquellos campesinos que no querían cambiar ni adaptarse a las nuevas condiciones de expansión que el mercado de finales del porfiriato había impulsado en las haciendas y la actividad azucarera de Morelos, suena algo contradictorio, lo que querían era un retroceso, haciéndolo más llamativo aquel escrito. Tras él surgió la película ¡viva Zapata! Donde refleja todos aquellos factores militares, económicos, políticos, y sociológicos.
Ese señor lo tienen en México en una santa adoración igual que a la virgen de Guadalupe, es el patrón humano de la libertad del país, se convirtió en una mezcla de padre, símbolo, porta voz y proyección real del pueblo, lo cual lo hizo no solo el protagonista sino el liberador de esa sociedad.
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